La idea de que ya no se puede realizar una prueba de ADN en una persona incinerada es común debido a un hecho tangible. La incineración se percibe como un proceso que destruye completamente los restos del difunto, lo que sugiere que ya no hay material genético disponible para un análisis posterior.
Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, ahora es posible realizar pruebas de ADN con muestras de cenizas o restos humanos, abriendo nuevas perspectivas para las familias que buscan confirmar un vínculo de parentesco y su linaje familiar.
Si está buscando determinar la presencia de ADN en una muestra de cenizas, el análisis genético de los restos incinerados puede ayudar en este proceso.
Hoy en día, los laboratorios se especializan en la extracción de ADN de los restos incinerados y las cenizas humanas, reconociendo las complejidades asociadas con el proceso de cremación. Con resultados cada vez más concluyentes, confirmando o excluyendo la presencia de ADN en la muestra de cenizas y, eventualmente, un perfil genético.
La incineración:
La incineración implica quemar los restos de una persona fallecida. Cuando un cuerpo se coloca en un incinerador donde se somete a altas temperaturas, generalmente entre 1400°C y 1800°C. Este proceso reduce el cuerpo a fragmentos y cenizas, que luego se recogen y se entregan a la familia del fallecido.
Después de la incineración, las cenizas pueden conservarse en una urna funeraria, dispersarse en un lugar significativo o utilizarse en otros rituales. Sin embargo, para asegurar la identidad y autenticidad de las cenizas, a menudo se realizan pruebas de ADN.
Aunque la incineración es un método ampliamente aceptado, existen situaciones en las que se necesitan pruebas de ADN en las cenizas o los restos humanos. Estas pruebas son importantes para asegurar la precisión de la identificación de las cenizas y para evitar cualquier confusión o error en el proceso.
¿Qué tipo de muestra se prefiere?
Para una prueba con restos incinerados, la muestra requerida debe estar obligatoriamente compuesta por huesos y dientes del difunto.
De hecho, las temperaturas extremas alcanzadas dentro del horno crematorio solo dejan los huesos y los dientes viables después del proceso.
Aunque estos componentes se alteran por el calor alto, aún pueden contener ADN para un análisis genético. Los restos de las cenizas resultantes de la cremación, que consisten en fosfatos de calcio secos y algunos minerales menores, no contienen suficiente ADN y no son adecuados para las pruebas de ADN.
En un diente, el ADN generalmente está contenido en las células de la pulpa dental. La pulpa dental está ubicada en el centro del diente y contiene células vivas. Aquí es donde se puede tomar el ADN para las pruebas genéticas. Se prefieren los molares, premolares o caninos.
En un hueso, el ADN está presente en las células del tejido óseo en el centro del hueso. La extracción de ADN de un hueso puede ser más difícil debido a su densidad. Los huesos largos como el fémur y el húmero generalmente son preferidos. Los huesos craneales, como el cráneo y la mandíbula, también pueden usarse ya que pueden contener ADN útil.
¿Cómo hacer la prueba de ADN?
En el contexto de las pruebas de ADN, la selección de un análisis genético adecuado depende de varios factores, incluyendo los participantes disponibles y la naturaleza de la relación que está buscando confirmar.
De hecho, las pruebas de ADN implican un análisis comparativo entre muestras tomadas de al menos dos participantes. El objetivo es determinar el grado de parentesco genético y establecer lazos biológicos entre los individuos.
Aunque los restos incinerados pueden servir como fuente de ADN, la elección del análisis genético es crucial. Algunas investigaciones genéticas todavía son imposibles de realizar hasta la fecha. Se recomienda que se informe sobre las pruebas de ADN disponibles.
Las muestras de restos incinerados o cenizas no se pueden usar para investigaciones genealógicas.
¿Cómo proporcionar consentimiento para estas muestras?
Para garantizar el cumplimiento de los requisitos legales y éticos, el consentimiento para la prueba de ADN debe ser proporcionado por un pariente cercano o el representante legalmente autorizado del fallecido.
Generalmente, los laboratorios solicitan ciertos documentos de la persona que solicita la prueba, para verificar el consentimiento explícito de la familia para usar las muestras del difunto.
Los documentos necesarios incluyen:
El certificado de defunción del difunto.
Una identificación del participante que proporciona su consentimiento: se requiere un documento de identificación válido de un representante legal para verificar su relación con el fallecido.
Si esta persona no aparece directamente en el certificado de defunción, puede proporcionar otros documentos oficiales que demuestren la relación legal, como el certificado de nacimiento del participante que proporciona su consentimiento.
¿Cómo enviar los restos incinerados para una prueba de ADN?
Las cenizas incineradas, al estar desprovistas de cualquier material orgánico, no presentan ningún peligro para la salud. Para asegurar un manejo adecuado de las muestras, es esencial no usar cajas o tubos de plástico para conservación o envío.
Recomendamos encarecidamente el uso de material de papel o cartón ya que es una opción adecuada y segura. No solo esta opción garantiza la preservación de las muestras, sino que también contribuye a un paquete más ligero, reduciendo los costos de envío cuando se envía al laboratorio.
Los restos incinerados de un hombre adulto deben ser aproximadamente 2500 a 3000 gramos, mientras que los de una mujer adulta alrededor de 1800 a 2000 gramos.
Es importante señalar que en caso de éxito o fracaso de la prueba con este tipo de muestra, el costo de la prueba no es reembolsable, ya que el análisis se ha realizado.